Al naval le ha llegado la hora de demostrar que sí se puede
La decisión final sobre el tax lease no es la que
el sector esperaba. Bien es cierto que la batalla final, de la mano de
ese frente común en el que la pura necesidad ejerció de pegamento,
cambió sustancialmente el escenario, pero quedó lejos de sus
pretensiones. Al menos sobre el papel. Almunia se aferró con tal fuerza a
la petaca que terminó partida en dos, de forma que todos perdieron y
todos ganaron. Competencia no dio del todo el brazo a torcer y el naval
minimizó el impacto de un acuerdo que, como denunciaron hasta la
saciedad, podía haberlos barrido del mapa.
En apenas 24 horas el discurso de astilleros y
sindicatos ha cambiado de forma sustancial. Están de acuerdo en que a
los inversores no les va a gustar nada que les reclamen dinero y que van
a resistirse a financiar nuevas operaciones. Pero, por otra parte, ha
supuesto un alivio acabar con tanta incertidumbre.
Por eso temen la interposición de un recurso del
Gobierno central, como ya han anunciado los ministros Soria y Montoro.
Saben que ese camino representaría una nueva espera que no pueden
permitirse. Están convencidos de que los tribunales europeos les darían
la razón, pero tarde.
Los astilleros no se atreven a decirlo
directamente, pero lo hacen entre líneas: «Ahora es Hacienda la que ha
de decidir si merece la pena». Los sindicatos lo hacen sin ambages: «No
parece lo más oportuno. Ahora lo que se necesita es un escenario de
seguridad con urgencia».
Lo cierto es que de la mano de la resolución,
cuya letra pequeña sigue sin conocerse, llega la hora de la verdad. Es
el momento de pasar la prueba del algodón y comprobar que, en efecto, sí
se puede, que hay un número importante de armadores interesados en
construir sus barcos en astilleros españoles en general y gallegos en
particular; que el know how que atesoran zonas como la ría de Vigo
supone un plus especialmente valorado cuando de encargar lo último en
tecnología se trata; que si los competidores no juegan con cartas
trucadas somos tan competitivos como el que más... Porque si bien es
cierto que la crisis se ha comido una parte del mercado y volver a los
años dorados que la construcción naval vivió entre los años 2007 y 2010
va a ser difícil, no es menos cierto que otros países, como Holanda y
Noruega, sí han sido capaces de seguir llenando las gradas de sus
astilleros. El vaticinio del sector es que en lo que queda de año todas
las factorías habrán sido capaces de contratar. Si al final no es así,
ya no estará Almunia para echarle la culpa.
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