Primeros rescates a familias sin dinero que no pueden pagar su deuda
La ley de segunda oportunidad libra a un matrimonio de devolver 74.000 euros a un banco y dos financieras de tarjetas de crédito
Empezar de cero tras la quiebra, libre de deudas. La ley de segunda
oportunidad fue creada para rescatar a familias insolventes y
exonerarlas del pago durante cinco años para empezar una nueva vida sin
el agua al cuello.
Los jueces de Vigo ya están dictando las
primeras exoneraciones de pagos. Un reciente auto dictado por el Juzgado
de Primera Instancia número 6 de Vigo ha librado provisionalmente a un
matrimonio de 45 años con dos hijos de pagar 74.000 euros que le debían
al banco Santander, así como al banco Cetelem por una tarjeta de crédito
y a Wizink Bank por otra. Les da un margen de cinco años para
reflotarse.
El matrimonio tenían una academia de clases
particulares y, al borde de la quiebra, tuvo que tirar de la tarjeta de
crédito hasta que le denegaron más préstamos. Se declararon insolventes y
ahora la jueza les ha exonerado provisionalmente del pasivo
insatisfecho por un plazo de cinco años. Les da un margen de un lustro
para empezar de cero libres de deudas. Una vez pasado ese tiempo, ya no
deberán nada. En el Registro Civil queda anotado que la pareja fue
declarada en concurso de acreedores y que este finalizó inmediatamente
por insuficiencia de la masa.
Este tipo de pleitos son muy comunes en Europa
pero en los tribunales civiles de Vigo se presentan pocos, apenas uno o
ninguno por sala. Pero algunos bufetes de Vigo se están especializando
en esta materia. como Asesority Abogados. Ha ganado este caso y otro más
y tramita diez más para liberar de las deudas a particulares. Por su
parte, los empresarios deben acudir al juez de lo Mercantil, donde un
hombre de negocios logró que le exonerasen de su deuda en el 2018.
El
matrimonio rescatado tuvo en su día un revés económico, cerró su
pequeño negocio y quedó en situación de desempleo. «Ante esta situación,
lo habitual es ir pagando lo que se pueda, pedir más dinero prestado,
utilizar las tarjetas hasta el límite y todo esto genera una bola de
nieve. En general, los deudores reciben continuamente llamadas de
acreedores, amenazas con demandas y ficheros de morosos y, finalmente,
notificaciones del juzgado de monitorios y reclamación de deudas»,
explica el letrado David Alfaya, de Asesority Abogados.
Cuando no es posible afrontar los pagos de cuotas
mensuales del préstamo, la opción que prevé la ley de segunda
oportunidad es declararse en situación de insolvencia para empezar de
nuevo sin deudas. «Son procedimientos largos, con una fase de mediación
extrajudicial y, finalmente, en el juzgado se tramita el concurso
consecutivo y se le perdonan todas las deudas al deudor. Tenemos cada
vez más de estos asuntos», dice el abogado.
«Reconocer que te
encuentras en situación de insolvencia no es fácil. Y dejar de pagar
todas cuotas de deudas, y ajustarse a los pocos ingresos que tenga la
unidad familiar para el día a día es complicado. En el despacho
intentamos asesorar a las personas en estas situaciones, que acuden
desesperados y con mucho miedo en la tramitación. Ya tenemos dos
procedimientos terminados con éxito y unos diez en trámite», añade
Alfaya.
El auto de apertura y conclusión del concurso del
matrimonio cuenta cómo, primero, un mediador concursal instó el
concurso consultivo de los cónyuges tras fracasar un acuerdo
extrajudicial. así como las quitas y aplazamientos. Alfaya dice que los
bancos y acreedores «los rechazan siempre». Rogaron a la jueza que
cerrase el concurso porque no había masa suficiente de bienes ni dinero
para pagar.
Vivían con 1.160 euros al mes
La
jueza tenía que ser prudente y comprobar si el matrimonio en quiebra
actuaba de buena fe y no le quedaba dinero para pagar a su acreedor ni
los gastos del pleito. Averiguó que solo ganaban salarios de 800 y 360
euros al mes, respectivamente, y carecían de bienes, inmuebles,
depósitos bancarios o activos financieros. Concluyó que esos ingresos
estaban en «absoluta desproporción» con las deudas que pesaban sobre
ellos por valor de 74.011 euros. Vio «ilusorio» que la pareja pudiese
disponer de efectivo suficiente para satisfacer los créditos contra la
masa que se fuesen generando si se tramitase el concurso. Tampoco podían
cerrar un convenio con los acreedores, ni eran previsibles quitas ni un
tercer responsable al que cobrarle todo. Y no era factible declararles
culpables del concurso porque son personas físicas.
La jueza admite que hacer el concurso sería «poco
práctico y solo traería más dilaciones y gastos». Ve previsible que no
pueda reintegrar el préstamo y concluye el concurso tras declararlo.
Pasados cinco años, el particular que es exonerado del pago no deberá nada
La
ley de segunda oportunidad permite no pagar todas las deudas de
acreedores, proveedores, préstamos de bancos, tarjetas, microcréditos,
siempre que no tengan ningún bien y de forma provisional durante cinco
años. No pueden tener bienes (y si los hay, habría que liquidarlos para
pagar a acreedores) ni dinero en cinco años. Una vez pasados estos cinco
años, no deberían nada. Hay que actuar de buena fe ya que si no el
juzgado podría denegar la exoneración. No se perdonan las deudas con la
Administración, Agencia Tributaria o la Seguridad social. Dice Alfaya
que el proceso es «largo y desconocido, con dudas sobre su tramitación»
para deudores, abogados, notarios, mediadores y administradores y
juzgados de lo civil. El bufete estudia la situación, revisa si se
cumplen los requisitos, ve la previsión de ingresos y gastos y pide un
acta notarial. Hay que nombrar a un mediador, intentar un acuerdo
extrajudicial de pagos y pedir el concurso consecutivo.