Pemex vuelve a sembrar la inquietud al aplazar por quinta vez los ‘floteles’
Las ofertas volverán a evaluarse y habrá una decisión “a mediados de enero”
“Los tiempos de México no son los de España”, repite con frecuencia el
presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, como justificación a los
sucesivos retrasos en los contratos de Pemex para construir dos buques
hotel en astilleros gallegos, anunciados con grandes fanfarrias hace ya
15 meses. Pero todo indicaba que ayer se escribiría el capítulo final
del folletín. Tras cuatro aplazamientos desde septiembre, Pemex había
anunciado que resolvería el concurso el penúltimo día del año. Todavía
lo ratificaron hace dos semanas los directivos de la petrolera que
acudieron a Vigo para formalizar su toma del 51% del capital del
astillero Barreras. Entonces prometieron otros cinco encargos para la
factoría viguesa, al tiempo que aseguraron que, antes de fin de año,
ésta tendría garantizado el flotel y que probablemente” el otro iría para Navantia en Ferrol. El comité que debía
fallar el concurso estaba convocado para las cinco de la tarde de ayer,
hora mexicana (medianoche en España). Pero, sobre las seis de la tarde
en España, un portavoz de Pemex comunicó que la resolución se aplazaba
hasta mediados de enero. No hubo otra explicación más allá de que se
seguirán analizando las propuestas presentadas, las dos gallegas y nueve
mexicanas.
Fue el 19 de septiembre de 2012, a un mes de las elecciones
autonómicas en las que Feijóo buscaba —y logró finalmente— su segunda
mayoría absoluta, cuando la radio y la televisión gallegas
interrumpieron sus programaciones para retransmitir en directo un acto
que se presentaba como trascendental: un acuerdo con Pemex que salvaría
de la crisis a los astilleros gallegos. A partir de entonces, entraron
en escena los “tiempos de México”. Y poco después se supo que los
contratos más sustanciosos, los de los dos grandes buques para alojar a
obreros de las plataformas petrolíferas, tendrían que pasar por un
concurso público. Esa licitación se ha ido aplazando durante meses. Y
tampoco llegará en 2013.
La resolución de ayer se esperaba con especial inquietud en Ferrol,
ya que en Vigo la entrada de Pemex en el capital de Barreras ha
tranquilizado los ánimos y parece garantizar carga de trabajo para
tiempo. Pero Navantia necesita con urgencia una tabla de salvación para
unos talleres completamente vacíos que tapone la sangría de empleos del
naval: 3.000 puestos de trabajo destruidos en 80 empresas auxiliares
desde 2011, sin chapa que cortar ni buques en las gradas tras zarpar el
buque australiano Adelaide.
“Tomadura de pelo” o “vergüenza” fueron algunos de los calificativos
con los que se despacharon ayer los sindicatos del astillero, hastiados
de un juego político que no cristaliza en carga de trabajo. El enésimo
retraso también fue un revés para el alcalde ferrolano, José Manuel Rey
(PP), que pocas horas antes había renovado su “plena confianza” en los
compromisos de Pemex con la Xunta y esperaba un desenlace feliz a fin de
cerrar un año agónico para el naval que se ha movilizado en infinidad
de ocasiones en reclamación del flotel y del dique flotante, dos
promesas del PP que nunca se concretan.
Fuentes
de la Xunta insistieron a Europa Press en que “se deben respetar los
tiempos de Pemex” y que mantienen la confianza en los “compromisos” de
la petrolera para realizar una “importante inversión” en Galicia, de la
que forma parte la compra del 51% de Barreras por 5,1 millones de euros.
Los socialistas, a través de su diputado Abel Losada, señalaron que el
“afán desmedido de Feijóo por la propaganda” ha provocado una “nueva
decepción”. Losada denunció que el episodio de los floteles sigue un
“proceso oscurantista” en el que la Xunta “ha secuestrado la
información”.
Un flotel es un gran buque que se puede colocar junto a una
plataforma petrolífera sin oscilar y realizar tareas de apoyo logístico.
Sirve de base nodriza para el personal, donde vive y duerme cuando no
trabaja. Los que proyecta Pemex tendrían una eslora (largo) de 131
metros y 27 de ancho, con cabida para 600 personas. Feijóo lo publicitó
como un gran balón de oxígeno al naval, dos contratos por valor de casi
500 millones de euros, y le calculó dos años de trabajo para 3.000
operarios.
Las previsiones del comité de Navantia no son tan optimistas. Con la
jornada anual de 1.700 horas que estipula el convenio, los 2.300 obreros
en Fene y Ferrol tendrían, como mucho, picos de 600, en el momento
álgido de la construcción, según cálculos de CC OO. La último que ha
logrado Navantia es el anuncio de un contrato para diseñar un megabuque
para Turquía que supondrá 800.000 horas de trabajo.
“Esto es una espera desesperada”
“Si es que no podemos tener ni una reacción porque esto es la espera desesperada”, resume, resignado, un sindicalista naval de Ferrol. El flotel que nunca llega ya es casi un motivo de mofa en los astilleros de la ría, que se pasean en cada manifestación con uno de cartón, después de un año y medio aguardando por una adjudicación aún sin resolver que se vendió políticamente como un contrato firme y que, sin embargo, nunca se mostró públicamente a pesar de que fue requerido por la oposición en el Parlamento autónomo.
“Es otro revés. Se demuestra que no había nada atado y que todo fue una parte de una estrategia electoral, dilatoria y sin base”, reprocha Ignacio Naveiras, presidente del comité de empresa de Navantia Ferrol. “Un concurso público para un Estado como México como es el caso de Pemex no se soluciona así”, añade. Los sindicatos del sector naval (CCOO, CIG, UGT y USTG) son, en general, muy críticos con el modo en el que el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, anunció el 19 de septiembre de 2012 la firma de un acuerdo estratégico con los mexicanos de Pemex Internacional, que representa a la cuarta petrolera del mundo, porque difiere mucho del modo en que se cierran los contratos del mercado de los astilleros, que vigila mucho a la competencia. Para Pemex, sugiere Naveiras, “hacerse con el control de Barreras ha sido un chollo o una contraprestación”.
Aunque el flotel de Vigo se da por seguro, el de Ferrol lleva encima un asterisco de incógnita. “Es probable”, manifestó el” coordinador de asesores de Pemex, Carlos Roa, el pasado 16 de diciembre, durante el desembarco de la petrolera en el accionario de Hijos de Barreras. Probable pero no definitivo y ni siquiera seguro.