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30 de abril de 2013

Industrias Pesqueras

Pescanova, un proyecto gallego en dificultades

Fundada en 1960, gracias a la visión y entusiasmo emprendedor de José Fernández, de Valentín Paz-Andrade, Alvaro Gil Varela y Pillan Davila, Pescanova comenzó su singladura internacional a mediados de 1961. Hoy, la multinacional gallega genera 10.000 puestos de trabajo establecidos en 22 países de los cinco continentes y lo sigue haciendo sin renunciar a su origen gallego. Desde su “head quarter”, (sede central) en Vigo, Galicia, ha consolidado una estructura integral de probada eficacia y dimensión. Un conglomerado de empresas extractivas, de cultivos marinos y plantas procesadoras que con una importante red comercial, le permite actuar en un contexto económico globalizado, facturando en 2012 la cifra nada despreciable de 1.748.415.000 €.

Las Cuentas Anuales del Grupo Consolidado -aún provisionales- tendrán que ser en breve depositadas en el Registro Mercantil de Pontevedra. Después de varias tentativas, las cuentas correspondientes al ejercicio 2012 no fueron sancionadas por la empresa auditora BDO, quien al día de hoy no emitió opinión. El Consejo de Administración tampoco las firmó, pero por imperativo legal las cuentas tienen que ser formuladas por los Administradores y aprobadas por la Junta General de Accionistas, antes del 30 de junio. La CNMV-Comisión Nacional de Mercado de Valores- también ha de recibirlas en plazo, debidamente autenticadas por el Consejo de Administración, de acuerdo con lo establecido en el Código de Comercio, Ley de Sociedades de Capital y los llamados principios técnicos generalmente aceptados. Por supuesto, las cuentas han de mostrar la imagen fiel del patrimonio, la situación financiera, los resultados de las operaciones de la Compañía a 31 de diciembre, así como los flujos incorporados en el Estado de Flujos de Efectivo.

En torno a Pescanova, ha surgido un planetario de empresas afines al sector pesquero, que justifican su razón de ser en base a la existencia de una amplia masa crítica cuya necesaria dimensión, sin Pescanova, sería cuestionable.

En la actualidad, Vigo y su hinterland es el eje de influencia de un importante núcleo de empresas dedicadas al almacenamiento frigorífico, transformación, elaboración y venta de productos congelados. A través del puerto de Vigo se mueven, anualmente, más de 800.000 toneladas de pesca congelada. Mantener una Pescanova gallega, con su centro de decisiones aquí, sus laboratorios de investigación, de marketing, sus departamentos de I+D+i etc., representa mucho en este momento para la actividad económica local. Galicia es una zona geográfica altamente dependiente de las industrias relacionadas con el mar, con un importante cluster de actividades asociadas a la extracción y a la investigación marina.

A primera vista, lo ocurrido con el Grupo Pescanova hace pensar que el proyecto empresarial originario sigue estando vigente y actual, pero el modelo de gestión necesita ser revisado. Su política financiera no parece haber contado con la prudencia, el sosiego y la reflexión necesaria, a la vista de la existencia de "incertidumbres materiales excepcionales" que obligan a la modificación de la estructura del Balance, Cuenta de Pérdidas y Ganancias, Estados de Flujos de Caja y Cambios en el Patrimonio Neto
 
Pescanova, por estar en el sector de alimentación básica, es por suerte una empresa anticíclica, con una actividad no decreciente en momentos de crisis. A ello hay que añadir, a nivel global, una buena imagen de marca y un magnifico posicionamiento estratégico en el ámbito productivo. Sus cuotas en los caladeros de pesca más importantes del mundo, se complementan con la localización de emplazamientos acuícolas de cultivos marinos de diversas especies, en países y espacios que hoy sería difícil conseguir.

Por todo ello, no parece asumible que por una gestión financiera errada, un emporio empresarial de esta magnitud, de origen y filiación gallega, donde ya participan importantes fondos de inversiones de todo el mundo, fracase por un descuadre contable, por mucha dimensión que éste tenga. No es que la existencia de una cifra significativa de deuda no registrada en su balance, próxima a los 1.400 millones de €, parezca una cuantía menor, pero desde el punto de vista gremial entendemos que hay obligación de adoptar las medidas pertinentes para solucionar y superar la situación actual, por dolorosas que puedan resultar las medidas a adoptar. Pescanova para Galicia es una referencia, uno de los proyectos económicos de dimensión y no podemos permanecer impasibles viendo cómo se nos hunde en la ensenada de Chapela.

En este momento, la empresa atraviesa una crisis financiera que exige reestructuración de deuda, refinanciación y ponderación de activos. En un contexto generalizado de especulaciones sobre la situación real de la compañía, hay que buscar soluciones urgentes y eficaces, que corten la hemorragia degradante del progresivo deterioro. A la Compañía le corresponde tomar medidas, restablecer la confianza de los proveedores financieros e industriales, recuperar el prestigio empresarial de antaño, ganar nuevamente la preferencia y fidelidad de los clientes.

Habrá que pasar por reconocer y enmendar errores cometidos desde la propia empresa, desde el ámbito de la auditoria, desde algunas instituciones financieras, desde estamentos políticos centrales y autonómicos con actitudes sorprendentemente ambiguas, como si los puestos de trabajo en riesgo no formasen parte de su catálogo de preocupaciones. También desde la CNMV que, en nuestra opinión, está teniendo una actuación errática y a primera vista poco rigurosa. El malestar de los grandes y pequeños inversores es creciente y la transparencia y claridad no está siendo resaltable, pero resulta imprescindible.

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