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28 de septiembre de 2012

El Pais


Pemex advierte que los contratos con Galicia tienen "cláusulas suspensivas"

Crfíticas en México a los acuerdos de la petrolera con astilleros gallegos

La petrolera mexicana Pemex ha enfriado el entusiasmo de la Xunta de Galicia tras la firma de un acuerdo para construir dos grandes buques hotel en astilleros de Vigo y Ferrol, que el presidente del Gobierno autonómo, Alberto Núñez Feijóo, ha convertido en uno de sus grandes reclamos para las elecciones del próximo 21-0. Tras las críticas en México a este acuerdo, a las que se ha sumado el Partido Revolucionario Institucional (PRI), que asumirá el poder el próximo 1 de diciembre, Pemex -propiedad del Estado- ha matizado que los acuerdos con Galicia fueron firmados por su filial internacional. no por la compañía matriz, y que éstos incluyen "cláusulas suspensivas" en caso de que la oferta de las factorías gallegas no satisfaga las necesidades de la petrolera.
El PRI, ganador de las últimas elecciones y que tendrá en pocas semanas el control de la compañía, ha presentado una iniciativa parlamentaria para conocer el alcance de los acuerdos con Galicia y ha criticado que estos no fuesen sometidos a una licitación internacional ni aprobados por el consejo de administración de la compañía pública. Ante esos reproches, el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, ha matizado, en una comparecencia ante la prensa de su país la pasada noche, que los contratos para construir los dos buques hotel fueron suscritos en realidad por PMI, su filial internacional, y que todavía han de ser examinados por la compañía matriz.
Coppel tambiñen ha incidido en la existencia de "cláusulas suspensivas" que podrían aplicarse si las ofertas finales de los astilleros gallegos no se atienen a las exigencias mexicanas. El ejecutivo de la petrolera, en cualquier caso, ha elogiado la "competitividad" de los astilleros gallegos y ha ratificado su interés en colaborar con ellos en otros proyectos.
Fuentes de Pemex en España han explicado que la compañía tiene previsto construir 130 barcos en los próximos tres años y que la mayoría se harán en México. Eso no excluye, según las mismas fuentes, que el propósito sea encargar a Galicia la construcción de otros siete remolcadores ni desmiente que exista una "alianza estratégica" con las astilleros gallegos, como ha proclamado reiteredamente Feijóo. En su comparecencia ante la prensa mexicana, los máximos ejecutivos de Pemex aludieron también a su interés en seguir colaborando con el sector naval gallego, aunque insistieron en que los futuros contratos todavía no están cerrados.
 Fuentes de la Xunta apuntaron que las "cláusulas suspensivas" a las que alude Pemex son "cláusulas estándar" que figuran en todos los contratos y que los dos barcos hotel se van a hacer en Galicia "sí o sí", ya que existe un compromiso por escrito con la filial internacional de la petrolera. Feijóo, en declaraciones esta mañana, ha defendido esta versión al tiempo que advertía de que los astilleros gallegos deberán "hilar fino" en la concreción de las características técnicas de los buques. El presidente de a Xunta ha esquivado la pregunta de si la llegada del PRI al Gobierno podría dar marcha atrás a sus acuerdos con el gigante petrolero.
 

El partido que gobernará México pide explicaciones por los contratos de Pemex

El PRI plantea dudas legales sobre el encargo de barcos a astilleros gallegos

 El Partido Revolucionario Institucional (PRI), la formación del presidente electo de México, Enrique Peña Nieto, tiene dudas sobre el contrato firmado por la petrolera paraestatal Pemex con astilleros gallegos para construir dos buques hotel. Cree “excesivo” su coste y así lo refleja en una lista de preguntas que acaba de formular al actual Gobierno mexicano en el Senado. Pero si esas dudas se convierten en cambios en los contratos cuando gobierne el PRI es algo que no se sabrá hasta después de las elecciones gallegas del 21 de octubre, ya que el nuevo presidente mexicano tomará posesión un mes después, el 1 de diciembre.
La petrolera mexicana, supervisada por su Ejecutivo, firmó los contratos con el astillero vigués de Barreras y el ferrolano de Navantia por 300 millones de euros (380 millones de dólares) el 19 de este mes. Fue en la sede de la Xunta, en presencia de Alberto Núñez Feijóo, impulsor de las negociaciones y que en plena precampaña autonómica se apuntó un tanto luego censurado por la Xunta Electoral.
Firmado el contrato, el martes el partido que en diciembre gobernará México reclamó en el Senado que el Gobierno Federal, actualmente del Partido Acción Nacional (PAN), presente “un informe detallado” del acuerdo con Galicia. A su iniciativa se sumó también el Partido de la Revolución Democrática (PRD), el segundo en las elecciones del 1 de julio, por delante también del PAN.
 El PRI comienza cuestionando el coste de los barcos, cifrado en 190 millones de dólares cada uno: “Parece excesivo, si se toma en cuenta que el costo de un buque petrolero que mandó construir la Secretaría de Marina [en México con dimensiones un tercio más reducidas] fue de 40 millones de dólares, es decir, 150 millones de dólares menos”. Por ello, reclama que el Ejecutivo saliente responda a preguntas de todo tipo: quién autorizó el gasto, qué beneficio sacará México, por qué no se informó oficialmente, por qué se contrata fuera del país y si se convocó un concurso público. El PRI se pregunta incluso si la compra de dos hoteles flotantes supone que Pemex “se dedicará al negocio del turismo”.
El futuro partido gobernante también duda de la capacidad de Barreras y Navantia ya que “tenían cinco años sin un solo contrato firmado, ni para construir una lancha”. Y pide explicaciones sobre la base logística que se prevé para A Coruña, planteando que las inversiones previstas en el “acuerdo estratégico” firmado con la Xunta se destinen a contratos con empresas nacionales, como exige su ley.
Antes de que el PRI hiciese públicas sus dudas sobre el acuerdo con Galicia, la cuestión apenas había trascendido en México. Solo unas tímidas protestas de astilleros locales habían reclamado la construcción allí de los siete remolcadores que la Xunta anunció que se harán en Galicia y los otros siete que se fabricarán a medias, cuyos contratos siguen pendientes de concretarse. Pero ni los medios de comunicación del país norteamericano ni sus políticos se habían pronunciado con tanta claridad como ahora, con el primer contrato ya firmado pero no desvelado por una supuesta “cláusula de confidencialidad”.


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