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30 de septiembre de 2011

El País

Los nuevos criterios de concesión de ayudas paralizan inversiones en el naval

La UE exige a los armadores que certifiquen préstamos por el total del gasto.
 
En tiempos de crisis, cada nuevo proyecto de construcción o reforma de un barco supone un respiro para decenas de pequeños astilleros, ahogados por la falta de encargos. Desde hace más de una década, el Fondo Europeo de Pesca (FEP) subvenciona hasta el 61% de las inversiones en acuicultura, entre ellas la fabricación de embarcaciones auxiliares para las bateas mejilloneras. Pero este año, lo que era un alivio para el sector va camino de dar forma a una nueva crisis: los armadores de barcos bateeiros deberán contar con un préstamo por el total de la inversión antes de solicitar la ayuda. Hasta ahora, los empresarios debían justificar por adelantado únicamente el pago de la parte que les correspondía, y solo si el proyecto era plurianual. Los nuevos requisitos, insisten algunos armadores afectados, tendrán consecuencias nefastas para el sector, tanto por el abandono de los proyectos -la mayor parte, de carácter familiar - como por las pérdidas económicas a las que tendrán que hacer frente las factorías de barcos si las inversiones no prosperan. La Consellería de Mar admite las nuevas condiciones pero recuerda que es la Unión Europea la que las impone.

A la última convocatoria de ayudas del Fondo Europeo de Pesca respondieron 18 armadores con otros tantos proyectos de construcción o reforma de bateeiros. "Algunos ya desistieron porque el banco no les presta el dinero", reconoce un armador de Boiro, que ya se plantean renunciar a su idea de modernizar su bateeiro. Planeaba tener lista su embarcación en dos años, pero sus cálculos empezaron a tambalearse cuando recibió una circular de la Consellería de Mar en la que se le pedía certificar un préstamo ya aprobado por una entidad financiera para el total de la inversión. No un aval bancario, sino un préstamo confirmado. El armador, que da servicio con su barco a dos bateas de su propiedad y a varias de su familia, pretendía cubrir con la subvención del FEP más de la mitad de la inversión, de 380.000 euros. "Si construyese el barco nuevo me costaría un millón de euros", calcula. Pero lo que más le preocupa es que el cambio en las condiciones de solicitud de la ayuda -con el plazo cerrado en el mes de febrero- lo obliga a reunir en un año la suma que esperaba conseguir en dos. "Con esto se está favoreciendo a los bancos. Mientras, lo que pensábamos hacer en dos años tenemos que hacerlo en solo uno", se queja el armador, que recibe la subvención dividida en dos anualidades pero tiene que justificar el montante de la misma antes de recibirla. La exigencia complica el acceso al crédito, porque a su vez el banco demanda el colchón de la ayuda para prestar el dinero. Pero de la subvención, como es lógico, los armadores todavía no saben nada.

Aun así, los aspirantes deben certificar, siempre que su desembolso sea mayor de 100.000 euros, que cuentan con un préstamo "estudiado y efectivamente aprobado para la financiación del proyecto de inversión". Este requisito no aparece señalado en la orden del 19 de enero de este año que regula la última convocatoria de las subvenciones. Por eso la circular de la Consellería pilló por sorpresa a armadores y astilleros. La construcción de un barco bateeiro requiere un desembolso mínimo de 500.000 euros y mantiene ocupadas a las factorías entre tres o cuatro meses.

"La fórmula que tenemos es muy complicada, nos estamos encontrando con muchas dificultades", admite Gerardo Triñanes, propietario del astillero de Boiro del mismo nombre y presidente de la Asociación Galega de Carpinteiros de Ribeira (Agalcari). Conoce bien la incertidumbre que se cierne sobre las 18 solicitudes de subvención no solo por su trato diario con los armadores sino también porque su asociación ofrece asesoramiento para tramitar los expedientes. Califica de "absurda" la nueva norma y pide a la Consellería que negocie una fórmula "más adaptada a los tiempos". No ha tenido más remedio que aconsejarles a los armadores que por lo menos presenten un aval bancario o algún documento que pruebe el inicio de gestión de un préstamo, aunque el trámite no esté cerrado, como exige Mar. Hoy, los seis miembros de Agalcari afectados por el inesperado requisito del préstamo celebran una reunión - no es la primera, llevan haciéndolo desde inicios de mes- para ponerse al corriente de estado de su solicitud y de la presentación de los documentos que les faltan para completarla. "Sería un drama para los pequeños astilleros que al final solo salgan adelante dos o tres proyectos", se reafirma Triñanes, anticipándose al peor de los escenarios: que los planes de construcción de nuevos bateeiros se queden en nada porque los armadores no consigan acreditar la concesión de un préstamo de 500.000 euros.

Bieito Lobeira, portavoz nacionalista de Pesca, acaba de presentar una iniciativa en el Parlamento por lo que cree una decisión "que hará inviable para muchos mejilloneros el acceso a los subsidios" y que hará peligrar "el empleo directo en la construcción naval".

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