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16 de enero de 2017

La Voz de Galicia

Los proveedores del coche autónomo gallego toman posiciones en Portugal

Líderes mundiales en componentes electrónicos eligen el norte luso para instalarse

El coche sin conductor es el gran reto de la automoción mundial. Los principales constructores están pisando a fondo el acelerador de la conducción autónoma, con la fecha del 2020 en el objetivo para iniciar su introducción gradual en el mercado.
Es una carrera que parece imparable, y la automoción gallega está bien posicionada con el vehículo autónomo del grupo PSA -fabricado en la planta de la ciudad olívica y equipado con la tecnología del Centro Tecnológico de Automoción (CTAG)- y otros proyectos que vienen detrás. Pero esa ventaja competitiva está seriamente amenazada por la ausencia en Galicia de un sector de hardware y software de Sistemas Avanzados de Asistencia al Conductor (ADAS), que es el encargado de equipar ese coche del futuro que no necesitará conductor.
La prestigiosa consultora británica Juniper Research, clasifica a Bosch, Continental, ZF Friedrichshafen, Autoliv y Delphi como los cinco principales fabricantes del sector mejor preparados y situados para beneficiarse de los contratos de suministro cuando se comiencen a fabricar vehículos autónomos en masa. Pues bien, cuatro de esos cinco proveedores tecnológicos ya han tomado posiciones en el norte de Portugal, con potentes inversiones.
Destacan los 50 millones de euros en Vila Nova de Famalicão comprometidos por la multinacional de neumáticos Continental, o los cerca de 50 millones que suman dos proyectos promovidos por Bosch en Braga para electrónica del automóvil.
Nada es casualidad. Detrás de todo esto está un plan estatal para convertir la automoción en un sector puntero del país. La estrategia implica ayudas a la implantación de multinacionales del sector, pero también cambios legislativos. 
Estrategia de Estado
Un ejemplo: el Ejecutivo luso aprobará en el transcurso de este año una legislación que permita realizar pruebas de conducción de vehículos autónomos en las vías portuguesas, según ha anunciado el secretario de Estado da Industria, João Vasconcelos. «Queremos que esta regulación sirva para atraer start-ups y centros de investigación a este sector», explica.
El sector gallego agrupado en Ceaga (Clúster de Componentes de Automoción), consciente de la competencia que se avecina, ha lanzado una aceleradora de empresas de tecnología para la automoción, la Business Factory Auto, que en su primera edición va a tratar de lanzar a una decena de start-ups.
Dice el sector que la automoción gallega ha marcado un hito con el vehículo autónomo, que desde su salida de Vigo hace un año ha recorrido ya más de 75.000 kilómetros por toda Europa. Pero el esfuerzo no servirá de nada si el proyecto no va acompañado de un desarrollo industrial, y de proveedores potentes.
Solo para que el coche pudiera hacer el viaje entre Vigo y Madrid, el equipo investigador tuvo que cartografiar en 3D de alta resolución todo el recorrido. Mientras, en el CTAG, los técnicos se encargaron de instalar en el coche los módulos de GPS (que ofrece máxima precisión en la localización), radares, cámaras y sensores, para que el vehículo sepa en todo momento dónde está y qué es lo que sucede a su alrededor.
Pero los fabricantes de esa tecnología no están en Galicia, y los principales ya han tomado posiciones al otro lado del Miño.

Los fabricantes piden regulación para la nueva movilidad

Anfac, la patronal española de fabricantes de coches, lleva tiempo abogando por la creación de un marco regulador que permita el desarrollo de los nuevos retos de movilidad, como el coche conectado y autónomo.
Hay mucho en juego, y grandes inversiones en marcha, por eso los incidentes registrados por los vehículos inteligentes de Google, Uber y Tesla siembran la duda sobre la madurez de esta tecnología y su capacidad para prevenir y reducir accidentes.
Una de las últimas señales de alarma protagonizada por uno de estos coches sin conductor sucedió el pasado mes de diciembre en San Francisco. Allí, la aplicación de transporte Uber ha puesto en marcha una prueba piloto con un pequeño número de vehículos autónomos Volvo XC90. En un vídeo captado por un taxista, y que rápidamente se hizo viral en redes sociales, se puede observar a un automóvil de Uber saltarse un semáforo en rojo en el momento en que cruzaba un peatón. Las cámaras del coche deberían haber detectado el semáforo y los sensores identificado al viandante. Pero no fue así.
No es el primer incidente. En el último informe de Google sobre cómo avanza su proyecto de coche sin conductor, la tecnológica apuntó que durante las pruebas se habían registrado cinco percances, tres de ellos durante una conducción manual y dos mientras el coche de Google iba en modo autónomo. En uno de ellos, un conductor ebrio embistió a un Lexus RX 450 en una autopista. Los daños, considerables, afectaron al paragolpes trasero y a la caja del maletero.
Peor suerte corrió el propietario de un Tesla Model S que perdió la vida en julio al chocar contra un camión en Florida mientras veía una película. 
Las estadísticas, a favor
El automóvil, según relató el abogado del conductor del camión, circulaba con el piloto automático a una velocidad muy elevada. Desde Tesla insisten y aseguran que, pese al suceso, se trata de la primera muerte en más de 209 millones de kilómetros con el piloto activado frente a una muerte cada 96 millones de kilómetros cuando conduce un humano.

 

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