Los proveedores del coche autónomo gallego toman posiciones en Portugal
Líderes mundiales en componentes electrónicos eligen el norte luso para instalarse
El coche sin conductor es el gran reto de la automoción
mundial. Los principales constructores están pisando a fondo el
acelerador de la conducción autónoma, con la fecha del 2020 en el
objetivo para iniciar su introducción gradual en el mercado.
Es una carrera que parece imparable, y la automoción gallega está bien posicionada con el vehículo autónomo del grupo PSA -fabricado en la planta de la ciudad olívica y equipado con la tecnología del Centro Tecnológico de Automoción
(CTAG)- y otros proyectos que vienen detrás. Pero esa ventaja
competitiva está seriamente amenazada por la ausencia en Galicia de un
sector de hardware y software de Sistemas Avanzados de
Asistencia al Conductor (ADAS), que es el encargado de equipar ese
coche del futuro que no necesitará conductor.
La prestigiosa consultora británica Juniper Research,
clasifica a Bosch, Continental, ZF Friedrichshafen, Autoliv y Delphi
como los cinco principales fabricantes del sector mejor preparados y
situados para beneficiarse de los contratos de suministro cuando se
comiencen a fabricar vehículos autónomos en masa. Pues bien, cuatro de
esos cinco proveedores tecnológicos ya han tomado posiciones en el norte
de Portugal, con potentes inversiones.
Destacan los 50 millones de euros en Vila Nova de Famalicão
comprometidos por la multinacional de neumáticos Continental, o los
cerca de 50 millones que suman dos proyectos promovidos por Bosch en
Braga para electrónica del automóvil.
Nada es casualidad. Detrás de todo esto está un plan estatal
para convertir la automoción en un sector puntero del país. La
estrategia implica ayudas a la implantación de multinacionales del
sector, pero también cambios legislativos.
Estrategia de Estado
Un ejemplo: el Ejecutivo luso aprobará en el transcurso de
este año una legislación que permita realizar pruebas de conducción de
vehículos autónomos en las vías portuguesas, según ha anunciado el
secretario de Estado da Industria, João Vasconcelos. «Queremos que esta
regulación sirva para atraer start-ups y centros de investigación a este sector», explica.
El sector gallego agrupado en Ceaga (Clúster de Componentes
de Automoción), consciente de la competencia que se avecina, ha lanzado
una aceleradora de empresas de tecnología para la automoción, la Business Factory Auto, que en su primera edición va a tratar de lanzar a una decena de start-ups.
Dice el sector que la automoción gallega ha marcado un hito
con el vehículo autónomo, que desde su salida de Vigo hace un año ha
recorrido ya más de 75.000 kilómetros por toda Europa. Pero el esfuerzo
no servirá de nada si el proyecto no va acompañado de un desarrollo
industrial, y de proveedores potentes.
Solo para que el coche pudiera hacer el viaje entre Vigo y
Madrid, el equipo investigador tuvo que cartografiar en 3D de alta
resolución todo el recorrido. Mientras, en el CTAG, los técnicos se
encargaron de instalar en el coche los módulos de GPS (que ofrece máxima
precisión en la localización), radares, cámaras y sensores, para que el
vehículo sepa en todo momento dónde está y qué es lo que sucede a su
alrededor.
Pero los fabricantes de esa tecnología no están en Galicia, y los principales ya han tomado posiciones al otro lado del Miño.
Los fabricantes piden regulación para la nueva movilidad
Anfac, la patronal española de fabricantes
de coches, lleva tiempo abogando por la creación de un marco regulador
que permita el desarrollo de los nuevos retos de movilidad, como el
coche conectado y autónomo.
Hay mucho en juego, y grandes inversiones en marcha, por eso
los incidentes registrados por los vehículos inteligentes de Google, Uber y Tesla siembran la duda sobre la madurez de esta tecnología y su capacidad para prevenir y reducir accidentes.
Una de las últimas señales de alarma protagonizada por uno
de estos coches sin conductor sucedió el pasado mes de diciembre en San
Francisco. Allí, la aplicación de transporte Uber ha puesto en marcha una prueba piloto con un pequeño número de vehículos autónomos Volvo
XC90. En un vídeo captado por un taxista, y que rápidamente se hizo
viral en redes sociales, se puede observar a un automóvil de Uber
saltarse un semáforo en rojo en el momento en que cruzaba un peatón. Las
cámaras del coche deberían haber detectado el semáforo y los sensores
identificado al viandante. Pero no fue así.
No es el primer incidente. En el último informe de Google
sobre cómo avanza su proyecto de coche sin conductor, la tecnológica
apuntó que durante las pruebas se habían registrado cinco percances,
tres de ellos durante una conducción manual y dos mientras el coche de
Google iba en modo autónomo. En uno de ellos, un conductor ebrio
embistió a un Lexus RX 450 en una autopista. Los daños, considerables,
afectaron al paragolpes trasero y a la caja del maletero.
Peor suerte corrió el propietario de un Tesla Model S que
perdió la vida en julio al chocar contra un camión en Florida mientras
veía una película.
Las estadísticas, a favor
El automóvil, según relató el abogado del conductor del
camión, circulaba con el piloto automático a una velocidad muy elevada.
Desde Tesla insisten y aseguran que, pese al suceso, se trata de la
primera muerte en más de 209 millones de kilómetros con el piloto
activado frente a una muerte cada 96 millones de kilómetros cuando
conduce un humano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario