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19 de junio de 2015

Faro de Vigo

El consejo de Pescanova reclama el aval de los socios en un ataque público contra el G7


Remite a los accionistas una misiva para defender la propuesta de adquirir el 20% de la firma sin abonar dinero -Critica que la futura sociedad sea una SL, como impulsó Damm


El consejo de administración de Pescanova, en el que está representado de forma directa el 0,003% del capital de la multinacional, ha aparcado la paciencia y decidió reventar ayer la frágil Guerra Fría que existía con el núcleo duro de la banca acreedora, el llamado G7. El consejo, a través de un hecho relevante publicado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a las 20:25 horas de la tarde, difundió una carta enviada a todos los accionistas para clamar contra el G7 y, de paso, invitar a los socios a que la trascendental junta de septiembre se convierta en una especie de plebiscito entre la hoja de ruta de los bancos y su propia propuesta. "Pues parece que esto es la guerra", ironizaban ayer fuentes financieras, que descartaron realizar ninguna valoración a la misiva.


Como informó FARO, el pasado 25 de mayo el consejo envió una propuesta a los bancos (Sabadell, Popular, Abanca, Bankia, CaixaBank, BBVA y UBI Banca) para modificar una parte del convenio de acreedores, ya aprobado por el juez. Éste reserva a los actuales accionistas el 4,99% de la futura Nueva Pescanova, con opción a hacerse con un 15% adicional siempre y cuando desembolsen entre todos 7,32 millones de euros. Pero los consejeros reclaman tener el 20% de la pesquera sin aportar más dinero, posibilidad que la banca no acepta. "Cuando uno pierde deuda el capital no vale nada", explicó a este diario un directivo de las entidades, que recordó que ha perdido ya más de 2.000 millones en Pescanova. El G7 no ha respondido de forma oficial o informal a este plan, como ya avanzó este periódico.

El hecho relevante está fechado el 12 de junio, sin embargo la carta se remitió ayer, como figura en ambos documentos. En la misiva el consejo recuerda que "Pescanova no tiene nada que ver con la realidad plagada de incertidumbres desvelada en marzo de 2013" gracias, dice, "al valor intrínseco de su marca y al esfuerzo y voluntad unánimes de salir adelante de sus trabajadores, sus accionistas y sus acreedores y al sacrificio de todos ellos". Cabe recordar que este órgano directivo está conformado por los siguientes miembros: Alejandro Legarda (representante de fondos de inversión, según la empresa), Fernando Herce (Iberfomento), Diego Fontán (esposo de Carolina Masaveu y portavoz de Crisgadini) y César Mata, también secretario.

En dos ocasiones el consejo emplaza a los "9.000 accionistas" a que expresen "su voluntad" en la junta extraordinaria de septiembre, en la que deberá aprobarse tanto la reestructuración del grupo como la ampliación de capital. Si no se validan ambos puntos se incumple tanto el convenio de la matriz como el de las filiales, con lo que Pescanova entraría en causa legal de liquidación. Los consejeros no piden a los accionistas el rechazo al plan del G7, aunque sí inciden reiteradamente en que los socios no deben sufrir una dilución de capital que reduzca al 4,99% su participación en la futura compañía.

Piden "reconocer un tratamiento más equitativo a los actuales accionistas" ante la aparente impasibilidad del G7, de quien dicen que "no ha entrado a considerar ningún eventual cambio [...] en la rígida hoja de ruta" fijada en los convenios. El consejo presentó sus propias propuestas de convenio para las filiales para que los planes fuera más flexibles, pero ni un solo acreedor respaldó sus iniciativas. Sorprende en la carta que los consejeros critiquen que Nueva Pescanova vaya a ser una Sociedad Limitada (SL) cuando este planteamiento fue del anterior consejo de administración, del que ya formaban parte tanto Legarda como Herce. El hecho de que sea una SL, en su opinión, es una "forma jurídica absolutamente inadecuada para una masa societaria amplia".

Por último el consejo reconoce que, aunque su propuesta "nunca va a satisfacer por completo a ninguno de los 9.000 accionistas [...], la búsqueda del casi imposible equilibrio entre los intereses de los socios y acreedores pasa necesariamente" porque una de las dos partes ceda "posiciones". Ante este panorama, por segunda vez, los consejeros emplazan a los accionistas a votar en la junta de septiembre por su "trascendencia" sobre el futuro del grupo pesquero, y reclaman a los socios que asistan personalmente o por representación".

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