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27 de marzo de 2014

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LA MEMORIA DE LOS FERNÁNDEZ LÓPEZ NO MERECÍA ESTE FINAL DE PESCANOVA


En la situación terminal en la que se encuentra la multinacional tras la temeraria por prepotente, nefasta y delictiva gestión empresarial de Manuel Fernández Sousa, es de justicia resaltar que a los hermanos Fernández López se les debe un especial reconocimiento, no sólo por su extraordinaria labor empresarial, creando, a partir de los años cuarenta, gran riqueza industrial para Vigo y Galicia, también por su decidido apoyo a nuestra cultura.

José Fernández López, fallecido en 1986, era, como es bien sabido, un emprendedor visionario. Nada menos que el "inventor" del pescado congelado y de la pesca en caladeros lejanos. El hombre cuya iniciativa empresarial cambió la industria de la pesca a nivel mundial.


Don José, como le trataban sus colaboradores, era natural de Sarria, en Lugo. Se dedicaba antes de la guerra civil a la producción de carne junto con sus hermanos Manuel, Antonio y Concepción, continuadores de una tradición familiar de tratantes de ganado que su padre, conocido como Antón de Marcos, fallecido prematuramente, iniciara con ahorros procedentes de la emigración en Cuba. Ellos posteriormente orientaron la actividad hacia mataderos industriales propios y la distribución de productos cárnicos.

Hasta que José Fernández tuvo la iluminación de lanzarse a los negocios de la pesca en el año 1960, con la creación de Pescanova.

Un hombre de inacabable vocación empresarial, muy apreciado por todos los que trabajaban con él, con inquietudes y formación cultural. También un galleguista, porque, aunque algunos se nieguen a aceptarlo, en el entorno del franquismo se daban personas con sólidas bases de país que hicieron no poco por Galicia.

DIFERENTES INDUSTRIAS Y COMPROMISO CON SU TIERRA

Los hermanos Fernández López formaban un equipo eficaz y bien avenido, volcado en los negocios. Vigo, como Porriño, les debe mucho. También Galicia.

En los años que duró aquella guerra civil fueron los principales suministradores de carne para la "zona nacional” y para los ejércitos de Franco, función logística muy bien recompensada tras la contienda, de modo que sus perspectivas empresariales se ampliaron tras la creación de Zeltia, en 1939, a la que siguieron Frigolouro, en Porriño, y Frigsa, en Lugo. También Transfesa (Transportes Ferroviarios Especiales); y Cementos del Noroeste. Más tarde fueron promotores de la Caja de Ahorros de Lugo, fundada en 1968.

De forma paralela, dieron cobijo en sus empresas a conocidos intelectuales represaliados o a punto de serlo por el régimen franquista, entre ellos Isidro Parga Pondal, Fidel Isla Couto, Ricardo Carballo Calero y Valentín Paz Andrade, participando de forma decisiva en la fundación de la Editorial Galaxia. Sostuvieron la Fundación Penzol y con su aportación económica impulsaron el Museo de Pontevedra. Entre otras aportaciones en este campo.

LA APARICIÓN DE PESCANOVA

José Fernández López pensó, y pensó muy bien, que el mar era enorme y estaba lleno de peces que nadie aprovechaba en los caladeros remotos del hemisferio sur debido a la falta de barcos apropiados para singladuras tan largas, con los consiguientes problemas de conservación. Una buena solución sería congelar las capturas a bordo. Y los Fernández tenían experiencia en el campo del frío industrial.

A finales de los años 50, José Fernández pasaba largas temporadas de trabajo en Vigo, alojándose en el desaparecido Hotel Universal, frente al Náutico. No demasiado versado en la actividad pesquera, buscó el asesoramiento de un Valentín Paz Andrade que, abogado de armadores de Bouzas, dirigía una pequeña y voluntariosa revista dedicada al sector, Industrias Pesqueras.

Pescanova se fundó en Junio de 1960 y al año siguiente ya contaba con los dos primeros buques arrastreros congeladoress que marcaron el rumbo para que pronto comenzara a desarrollarse en Vigo una potente industria naval dedicada a la construcción de estos nuevos buques.

En sus años iniciales, no le resultó fácil a Pescanova introducir el pescado congelado en los mercados. Algunos decían que no era pescado, sino “palos de pescado”; y, por supuesto, se consideraba muy inferior al fresco, aunque éste no siempre estuviera en buenas condiciones.

Sin embargo, sólo una década después de su creación, en los primeros setenta ya se había convertido en una empresa que figuraba entre las cien mayores de España y era la primera compañía pesquera de Europa.

Aquel hombre que desde Vigo revolucionó el mundo de la pesca y los hábitos alimenticios de buena parte de la población, también, no hay que olvidarlo, fue el introductor del Kiwi en el sur de Galicia. Hoy es uno de los principales cultivos en el Baixo Miño, comarca que lidera ampliamente la producción española de este fruto.

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