Carolina pide paso en Pescanova
La sorprendente compra de un 3,7 % es la primera inversión de la cuarta hija de los Masaveu, una compra al margen de la gran familia asturiana
En su foto en la red social Twitter (prácticamente
inactiva, por cierto) aparece ella abrazada a un delfín. Por algo se
empieza. Pero para entender Pescanova, a Carolina Masaveu Herrero le
hará falta algo más que amor a la fauna marina. Se ha convertido por
sorpresa en la quinta accionista del grupo, entrando en el capital en el
momento más delicado de su historia. Y llega con muchas dudas a su
alrededor: por el momento elegido (hay una junta de accionistas clave el
12 de septiembre); por el precio pagado (107 euros por un millón de
acciones, según Expansión); por su falta de experiencia en este
negocio; y por la ausencia de claves que expliquen el porqué de este
movimiento, y si hay alguien detrás de la segunda hija, la menor, del
fallecido Elías Masaveu. Tiene 41 años y es la cuarta de cinco hermanos.
Fernando, el mayor, es quien pilota ahora todo esta corporación, la
saga empresarial más potente del Principado de Asturias.
En el entorno de la familia, sostienen que lo de
Pescanova es «una inversión individual de un accionista» que no tiene
que ver con el resto de La Casa, como se conoce a los Masaveu. Extraña porque los negocios de la familia están bastante interrelacionados.
Pero es cierto: Carolina llega a la multinacional
de Chapela a través de Crisgadini, sociedad de la que es única
accionista, y sin relación empresarial aparente con la Corporación
Masaveu. Creó esa empresa en el 2010 y tiene por objeto, precisamente,
la compra de participaciones. Con un capital social de 1,4 millones de
euros, su primer y único movimiento ha sido Pescanova. Ostenta un 3,7 %
adquirido el martes a través de un procedimiento poco frecuente, en el
mercado de operaciones especiales de Barcelona, porque los títulos de la
pesquera están suspendidos desde abril. Pagar 107 euros por un millón
de acciones supone valorar todo Pescanova en menos de 2.900 euros. Para
ser su primera operación, parece barata.
De Carolina Masaveu se sabe poco. Como de toda
esta larga saga llegada a Asturias desde Cataluña en el siglo XIX. Su
única referencia era una galería de arte abierta en el 2004 en el centro
de Madrid junto a su hermana María. Terminó cerrada. Lo de la cultura
no es nuevo en La Casa: cuenta con una extraordinaria pinacoteca
privada: Picasso, Velázquez, Goya, Dalí... Una parte acabó en manos del
Principado para saldar una deuda con la Administración.
Además de Crisgadini, la nueva accionista
participa como consejera en Prancorp y Karlica, dos de las más de cien
empresas en las que está la corporación familiar, un holding con
negocios en medio mundo, repartidos de Estados Unidos a Hungría, pasando
por Galicia (gestiona tres párking en Ferrol y Vigo, y una bodega de
Rías Baixas). Lo de Masaveu es una gran cartera recientemente
diversificada, que empezó con un monocultivo (el cemento) y que ha
acabado en hoteles, inmuebles, centros médicos, bancos (son accionistas
de Santander, Bankinter y Liberbank) o energía.
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