Factoría Naval busca compradores para dos yates de lujo y un velero inacabados
El traslado del buque sísmico de Esvagt a Armón Vigo acredita el fin de la crisis de los pagarés
B. MÁRQUEZ - PONTEVEDRA Tres remolcadores sacaron ayer de aguas marinenses el buque Stand by rescue (buque sísmico o X-Bow) encargado en su día a Factoría Naval por la armadora noruega Esvagt para trasladarlo al astillero vigués de Armón, en donde acabarán su construcción. La travesía tenía una duración aproximada de cinco horas, según confirmaron fuentes de la remolcadora Amare-Marín.
El traslado de un astillero a otro fue una exigencia de la armadora contratante ante los problemas de falta de liquidez de Factoría, lo que imposibilitaba la subcontratación de los trabajos especializados que requiere y aplazaba sine die una entrega que se tenía que haber producido hace más de un año.
La salida del buque era el primer paso comprometido por Factoría Naval, Bankia, Novacaixagalicia y Banco Gallego y la Xunta (Igape y XesGalicia) para hacer efectivos los 1.800 pagarés que certifican la deuda pendiente del astillero con sus proveedores, un frente de 300 empresas auxiliares afectadas por el concurso de acreedores del pasado año. La salida del buque sísmico se produce setenta y dos horas después de la entrega del yate de lujo Follow Me V al armador austríaco que lo había contratado y que mantuvo el pedido "vivo" durante el proceso concursal.
Ambas operaciones –entrega del yate y traslado del sísmico– deja a Factoría Naval sin cartera de pedidos y con el reto inmediato de encontrar compradores-inversores para dos megayates de lujo (unidades Y-101 e Y-102) y para el que tenía que ser el velero más grande del mundo (el Sea Cloud Hussar) que están inacabados y varados en sus instalaciones esperando financiación.
Los promotores de estos pedidos (entre los que estaba el naviero vigués Fernández Tapias) acabaron cancelando sus contratos con Factoría por incumplimiento ya que, a pesar de varios retrasos pactados, los barcos tenían que haberse entregado en los años 2009 y 2010. La búsqueda de compradores para estos barcos de lujo y la apertura de una nueva cartera de pedidos debe dar frutos a coto plazo, según reconocen fuentes del sector naval que también señalan que "el hecho de que se solucione el contrato con Esvagt y se desbloquee el tema de los pagarés juega claramente a favor de Factoría ya que contribuye a dar una imagen de empresa saneada".
El traslado de un astillero a otro fue una exigencia de la armadora contratante ante los problemas de falta de liquidez de Factoría, lo que imposibilitaba la subcontratación de los trabajos especializados que requiere y aplazaba sine die una entrega que se tenía que haber producido hace más de un año.
La salida del buque era el primer paso comprometido por Factoría Naval, Bankia, Novacaixagalicia y Banco Gallego y la Xunta (Igape y XesGalicia) para hacer efectivos los 1.800 pagarés que certifican la deuda pendiente del astillero con sus proveedores, un frente de 300 empresas auxiliares afectadas por el concurso de acreedores del pasado año. La salida del buque sísmico se produce setenta y dos horas después de la entrega del yate de lujo Follow Me V al armador austríaco que lo había contratado y que mantuvo el pedido "vivo" durante el proceso concursal.
Ambas operaciones –entrega del yate y traslado del sísmico– deja a Factoría Naval sin cartera de pedidos y con el reto inmediato de encontrar compradores-inversores para dos megayates de lujo (unidades Y-101 e Y-102) y para el que tenía que ser el velero más grande del mundo (el Sea Cloud Hussar) que están inacabados y varados en sus instalaciones esperando financiación.
Los promotores de estos pedidos (entre los que estaba el naviero vigués Fernández Tapias) acabaron cancelando sus contratos con Factoría por incumplimiento ya que, a pesar de varios retrasos pactados, los barcos tenían que haberse entregado en los años 2009 y 2010. La búsqueda de compradores para estos barcos de lujo y la apertura de una nueva cartera de pedidos debe dar frutos a coto plazo, según reconocen fuentes del sector naval que también señalan que "el hecho de que se solucione el contrato con Esvagt y se desbloquee el tema de los pagarés juega claramente a favor de Factoría ya que contribuye a dar una imagen de empresa saneada".
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