Los juguetes de Imaginarium entran en quiebra y piden un nuevo rescate a la banca
La cadena de jugueterías tiene un patrimonio negativo que la ha llevado a entrar en causa de disolución a la espera de la llegada de un nuevo inversor y una quita de la deuda
La cadena de juguetes Imaginarium ha vuelto a perder la sonrisa después de que a mediados de 2015 consiguiera salvarse del cierre. La empresa controlada por Félix Tena ha entrado en causa de disolución por las pérdidas acumuladas durante los dos últimos años, lo que ha provocado un desequilibrio patrimonial que le ha llevado a pedir un segundo rescate a CaixaBank, Santander, Sabadell, BBVA y Bankinter. De no llegar a un acuerdo en tres semanas, la compañía, que adeuda casi 40 millones de euros, quebrará.
Imaginarium ha convocado a los accionistas el próximo 18 de mayo para informarles de la delicada situación financiera de la sociedad, que necesita una ampliación de capital de al menos cinco millones de euros para
eludir la disolución inmediata. No obstante, la nueva inyección de
dinero será insuficiente si previamente no consigue convencer a la banca
para que refinancie sus deudas por segunda vez o da entrada a un
inversor que aporte fondos propios para garantizar la viabilidad.
Tena, presidente y dueño de la mayoría de la compañía, ya otorgó un mandato al banco de negocios Montalbán Atlas Capital para vender hasta un 30% de Imaginarium a un nuevo accionista. Pero hasta la fecha las negociaciones no se han concretado en ningún acuerdo. Según distintas fuentes, la caída de las ventas, la mala gestión de los 'stocks' y el incumplimiento de las obligaciones con los acreedores han ahuyentado a los potenciales compradores, salvo algún fondo buitre que casi preferiría que la empresa cayera en liquidación para comprarla más barata.
“Estando pendiente el cierre definitivo del ejercicio 2016 y la
formulación de las cuentas anuales de la sociedad para dicho ejercicio,
los trabajos de contabilidad que se están llevando a cabo para
determinar el resultado del ejercicio, tras los ajustes producidos por la reestructuración de determinadas filiales (Turquía
y Argentina), reflejan que existe un desequilibrio patrimonial”,
explica Imaginarium en la documentación elaborada con motivo de la
junta.
Los cálculos realizados dan como resultado que el patrimonio neto se situaría a fecha de 31 de enero de 2017 en -2,28 millones de euros,
un agujero que podría incrementarse si se tienen en cuenta otros
eventuales deterioros de la deuda comercial de la filial italiana, así
como de dicha participación. Tomando estos efectos en consideración, el
desequilibrio podría llegar hasta los 7,6 millones, por lo que la inyección de capital se considera urgente.
“Habida cuenta de que las pérdidas acumuladas han dejado reducido el
patrimonio neto por debajo de su capital social, la sociedad debe
adoptar las medidas necesarias para reestablecer su equilibrio
patrimonial o, en su defecto, promover su disolución,
todo ello de conformidad con lo previsto en el artículo 363. 1. e). de
la Ley de Sociedades de Capital [LSC]”, explica Imaginarium a sus
accionistas. La compañía lleva meses con los acreedores para alcanzar
una solución satisfactoria para todas las partes que permitiese llegar a
una cifra de deuda sostenible y mantener abiertas las líneas de
financiación de circulante.
Dimisiones y sin dinero para la bolsa
Pero de momento los bancos, a los que Imaginarium reclama una quita,
no están dispuestos a aportar más dinero tras comprobar que la compañía
no ha sido capaz de cumplir con sus obligaciones por la mala evolución
de las ventas y del resultados operativo. De hecho, el ebitda, que debía
alcanzar los 1,5 millones, se quedará en apenas 810.000 euros, según
estimaciones internas pendientes de auditar por KPMG.
La situación es tan complicada que el pasado mes de febrero ya dimitieron dos consejeros, Lluís Martínez-Ribés y José Agustín Lalaguna, vacantes que no han sido repuestas. Además, Santander Investment Bolsa,
agente bursátil de la compañía, solicitó la exoneración del contrato de
liquidez con Imaginarium al haberse agotado el efectivo y no ser
posible su reposición inmediata.
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