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1 de marzo de 2015

Faro de Vigo

Segundo aniversario del colapso de la multinacional pesquera

Alivio de luto dos años después

FARO recuerda con testimonios de primera mano cómo vivieron el colapso de la firma

Los grandes proyectos y las cacareadas victorias escondieron durante años una insolvencia mayúscula. Mientras en el juzgado se investigan las causas de la caída de la multinacional, Pescanova pelea contra el tiempo para salvarse del abismo y, de paso, salvaguardar su fama. Hoy se cumplen dos años de la sopresiva declaración de preconcurso de la compañía.
Son las 23:32 horas del 28 de febrero de 2013. Salta un aviso de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). "Pescanova: Situaciones concursales". Y así, con un tuit del regulador bursátil, emanó el lodo que la compañía había almacenado bajo mil candados de financiación bancaria, facturas cruzadas, ampliaciones de capital y un escandaloso silencio. "Solo espero que no haya más sorpresas y el agujero no sea más grande", confesaba al teléfono un consejero al día siguiente. Era 1 de marzo y la compañía no había presentado sus cuentas anuales. De repente, con una supuesta facturación de más de 1.700 millones de euros, no disponía de 15 para hacer frente al vencimiento de un préstamo. Pasado el mediodía anunció que solicitaba el preconcurso de acreedores. Hoy, justo dos años después del colapso -público- de Pescanova, la compañía con sede en Chapela trata de sacudirse los duelos y dejar el luto.
"Fue kafkiano. No entendía nada", recuerda un exdirectivo de la compañía. El 25 de febrero de 2013, y de manera "oficiosa" -así consta en un informe en poder de Pablo Ruz, al que ha tenido acceso este diario-, se celebra una reunión convocada por el entonces presidente, Manuel Fernández de Sousa. Un exconsejero, José Antonio Pérez-Nievas (Iberfomento), detalló en sede judicial cómo se habían enterado de que, súbitamente, la historia feliz de Pescanova era una torre de naipes. "Tesch [por François Tesch, de Luxempart] estaba muy enfadado, Carceller [Damm] y Paz-Andrade tampoco entendía nada", declaró, según fuentes jurídicas. "Quería nuestro apoyo. Nos dijo [por Sousa] que la venta de la salmonera [Acuinova Chile] no había tenido éxito y había una tensión de tesorería de 15 millones" porque vencía un préstamo sindicado de 40 a finales de mes. "Eso no me pareció nada", dijo Pérez-Nievas.
¿Qué eran 15 millones de euros para una compañía que, como quiso hacer creer a los consejeros, había facturado 1.748 millones en 2012? "Diez días antes, el 15 de febrero, Sousa se reunió con Tesch en Luxemburgo y le dijo que todo iba fenomenal y que estaba a punto de cerrar la venta" de la filial chilena, expuso Pérez-Nievas ante el juez. Esos 15 millones, en efecto, no eran nada comparado con las pérdidas de más de 790 millones que escondía la empresa, un volumen de deuda de más de 3.600 millones y patrimonio negativo. Pescanova estaba en quiebra técnica. "Los 15 millones, de haberlos conseguido, solo habrían estirado una mentira durante un poco más de tiempo", opina un ex alto cargo de la compañía. La torre -piramidal o no- se había venido abajo.
El 4 de abril, tras un convulso consejo, Pescanova decide no agotar el periodo de cuatro meses de renegociación de deuda -que permite la solicitud de preconcurso- y solicita la antigua suspensión de pagos aunque este punto no estaba en la orden del día de la reunión. Sousa quería revocar al auditor, BDO, a lo que se opusieron los consejeros de Damm, Luxempart, Iberfomento, Antonio Basagoiti y Yago Méndez. "Echar al auditor era una barbaridad, nunca puede ser el culpable primario de una situación así", recuerda un exconsejero. "Era una huida hacia adelante, los auditores tenían que saber muchas miserias que pondrían los pelos de punta", explicaba otro a FARO el 5 de abril.
"No hay solución, no quiero saber nada más. Ahora que lo arregle el juez", zanjó otro consejero cuando el Mercantil de Pontevedra declaró el concurso de la sociedad. "Galicia va a cerrar otro capítulo histórico irrepetible. Lo hizo todo sin contar con nadie", dijo sobre el expresidente Sousa. Uno de los consejeros que dimitió, que pide no ser citado en la información, recuerda con "indignación" que fue "engañado" durante años. "Me quedé en blanco, desilusionado, sentí que me había traicionado. ¿Cómo era posible prever una cosa así?", dice sobre la elevada deuda, el agujero patrimonial o las facturas por negocios ficticios, como sostienen KPMG o la UDEF. "Le tenía un inmenso cariño a la compañía por muchos motivos. Pero tenía que marchar, era irreversible".
Ya imputado -con otros exconsejeros-, Sousa preside un consejo en Madrid el 11 de julio. Se destapa el informe forense de KPMG. "Lo recibimos [el informe] por mensajero. Fue demoledor, demoledor..." Acuciado por la presión de los accionistas, la justicia y los medios, el entonces presidente "pide adelantar un consejo" previsto para el día 31. Se celebra el 17. Dimite. Se convoca una junta extraordinaria para el 12 de septiembre. "Nos situamos entonces [en septiembre] ante la situación de nombrar un presidente sin facultades de gestión y sale el nombre de Urgoiti" que, de inicio, algunos medios habían vinculado a Amancio Ortega. "No era nada de eso. Es banquero, conoce Galicia... Fue una apuesta que le salió bien a Carceller". En efecto, Juan Manuel Urgoiti asume la presidencia de Pescanova con el rol de negociar con la banca. Su primer mensaje, el de pedir una quita del 75%, estalla en los oídos de las entidades. "No estamos por la quita, estamos por la capitalización. Eso que ha dicho es un brindis al sol", reaccionaba a FARO un ejecutivo de uno de los principales bancos atrapados en la pesquera.
En diciembre de 2013, el consejo de Pescanova selecciona una propuesta de convenio abanderado por Damm y Luxempart -con el apoyo financiero del fondo KKR- para reflotar la empresa con la inyección de 250 millones. Pero la quita es demasiado elevada. Tras muchas negociaciones -y haber fracasado en el intento de no liquidar Pesca Chile-, la banca se planta ante la propuesta de Damm. "No vamos a ir con Damm. Vamos a asumir el convenio nosotros y a buscar un socio industrial gallego", confió un dircom de otra entidad financiera. Este aliado nunca llegó. Antes de salir de concurso, el 23 de mayo de 2014, Urgoiti dimite.
"Lo peor de lo que ha pasado hasta ahora es que se ha manchado la imagen de Pescanova", cree un histórico trabajador de la empresa. No cree que el proceso judicial, que investiga la responsabilidad de la quiebra, pueda arreglarlo. Ahora es la banca quien tiene la responsabilidad de reflotar el grupo, fundado en 1960 y que llegó a ser la cuarta pesquera del mundo. El proceso de reestructuración se llevará a cabo en octubre, pero quizás se pierdan algunas filiales (más) por el camino. Por ahora la empresa ha logrado mantener un nivel de ventas por encima de los 1.000 millones. "Pero ya no es la misma Pescanova". "Echo la vista atrás y me gustaría quedarme con lo positivo, y a veces lo consigo", ilustra uno de los exconsejeros que dejó el cargo cuando estalló la crisis.
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