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1 de febrero de 2014

La Voz de Galicia


La planta de Vieira en Argentina, en estado ruinoso

Ha transcurrido ya un año y cuatro meses desde que el Gobierno de la provincia de santa Cruz aprobase la Ley de Expropiación de la empresa

Transcurrido un año y cuatro meses desde que el Gobierno de la provincia argentina de Santa Cruz aprobase por mayoría la Ley de Expropiación de la empresa Vieira Argentina, filial austral del grupo vigués Eduardo Vieira, lejos de ponerse en marcha y funcionar adecuadamente, el complejo pesquero -compuesto por una planta de procesamiento, un frigorífico y una flota de siete buques- ha entrado en un proceso de deterioro que, de extenderse el conflicto todavía más en el tiempo, será ya imposible de subsanar. Han fallado así los augurios del diputado por el Ayuntamiento de Puerto Deseado Roberto Fernández, principal defensor de la expropiación, que sostenía que únicamente retirando la gestión a Vieira se podrían solventar los problemas económicos por los que atravesaba la pesquera.
Según publica la revista Mar y Pesca, no pocos empresarios del sector pesquero aseguran que, en pleno conflicto laboral con Vieira, cuando el diputado Fernández pergeñaba su proyecto de expropiación, el legislador se reunió en secreto con algunos de ellos para ofrecerles un negocio millonario: repartir la planta y los barcos, sin prever, claro está, las vueltas que daría la causa a raíz de la artillería legal que desplegó el propio Eduardo Vieira.
Ofrecimientos
«Fernández ofreció por separado los barcos de Vieira; decía que una vez que saliera la expropiación, sería pan comido, y lógicamente pedía quedarse con un porcentaje», confió un empresario que pidió no revelar su nombre.
Los ofrecimientos de ese estilo habrían sido abundantes. Incluso fuentes allegadas al Gobierno revelaron que, después de una reunión convocada por el exministro de la Producción Rafael Gilmartín, Fernández se habría peleado en el casino de Río Gallegos, capital de la provincia, con un conocido operador mediático que hacía lobby para un empresario de Caleta Olivia. «Fue un escándalo que, por suerte, no pasó a mayores, y la pelea fue porque el intermediario pujaba para que la planta y los barcos se la dieran a ese industrial, mientras que Fernández pedía que se escucharan ofertas de otros interesados».
Pero ha pasado ya mucha agua por debajo del puente, y mientras el expediente de la expropiación espera dictamen, la desidia y el abandono parecen haberse apropiado del enorme parque pesquero, que actualmente se halla sembrado de malezas. Temerosos, los exempleados confiesan que la expropiación de Vieira no sirvió a nadie: «La apoyamos porque nos pintaron maravillas, pero esto se llenó de políticos que juegan con la necesidad de la gente», señaló un trabajador.
Silencio de los trabajadores
Otro relató que «los operarios de planta cobran un subsidio de 8.000 pesos por mes (800 euros), y los marineros cobran 16.000 pesos (1.600 euros), y a algunos que reclaman les dan un poco más, pero los políticos consiguieron con esto dividirnos, y desgraciadamente, como vivimos de esta plata muchos nos callamos la boca porque tenemos miedo que nos saquen el subsidio, porque la dignidad de un salario digno con obra social y aportes ya nos sacaron», dijo el trabajador para concluir.

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