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30 de mayo de 2013

Cinco Dias

“No procede que vuelva a la primera línea de Pescanova”

 El presidente y mayor accionista de Pescanova, Manuel Fernández de Sousa-Faro, defiende la viabilidad del grupo pesquero, en concurso de acreedores voluntario desde mediados de abril. Apartado de sus funciones ejecutivas por el juez, Fernández de Sousa descarta volver a la primera línea ejecutiva de la compañía, que fundó su padre en 1960, al considerar que “tendrían que ser otros” los que recojan ahora el testigo. El ejecutivo, nacido en Mérida hace 62 años, reconoce que a lo largo de su gestión ha cometido “errores”, pero critica abiertamente la actuación de la CNMV en la crisis de la pesquera.
Pregunta. ¿Cuál es en estos momentos su papel en Pescanova?
Respuesta. El consejo de administración de Pescanova sigue existiendo, la presidencia sigue existiendo, la representación de la empresa sigue, pero lo que no hay ahora son poderes ejecutivos. En un concurso voluntario [como es el de Pescanova] la gestión está intervenida y evidentemente se restringen los poderes y las facultades, pero no se sustituyen. A diferencia de lo que se aplica en un concurso necesario que hay una eliminación del consejo de administración y el nombramiento de uno o varios administradores. En este caso el juez ha optado por una solución intermedia, que es nombrar un administrador judicial, y respeta el consejo. Mantiene los cargos del consejo, pero otorga los poderes de administración o patrimoniales a la administración concursal, que en este caso elige a uno solo, la CNMV. Nosotros hemos recurrido la suspensión de las facultades de administración por varias razones. La primera porque no es lo habitual en un concurso voluntario, sobre todo si estás al día del pago de las nóminas, de la seguridad social… Pensamos que la presencia de un interventor en representación de la banca era conveniente. También pensamos que no era lo más acertado apartar completamente de la gestión a los administradores, eso crea discontinuidad y una situación de inestabilidad. Todo lo que sea más incertidumbre es lo menos aconsejable.
P. Han habido fuertes discrepancias dentro del consejo, ¿se ha vuelto a reunir este órgano desde la petición de entrada en concurso de acreedores?
R. La discrepancia es normal y hasta conveniente. Está bien tener opiniones contrarias y en situaciones difíciles es normal tener discrepancias mayores. Creo que el que no asuma la crítica se equivoca y yo debo hacerlo. Es bienvenida, lo cual no quiere decir que si no estoy convencido tenga que cambiar de opinión. Tampoco el consejo tiene que cambiar de opinión aunque yo crea lo contrario. No hemos tenido más reuniones. Normalmente teníamos una cada dos o tres meses, y en los últimos dos meses hemos tenido cuatro. Tendremos que tener más reuniones… Con los puntos que se tengan que tratar, aunque hay algunos sobre los que ya no podemos decidir.
P. Usted sigue trabajando por Pescanova y para Pescanova, ¿va cada día a su despacho?
R. Una de nuestras obligaciones es colaborar; tenemos que colaborar en lo que se nos pida con independencia de que se quiera o no. En mi caso quiero. He dedicado 37 años de mi vida a ello, podía permitirme patrimonialmente no seguir, pero he creído en el proyecto y sigo creyendo y apostando. Soy el primer accionista [tiene un 7,45%] y por tanto el mayor interesado en que, en la actual situación, Pescanova tenga éxito. A nivel ejecutivo creo que ya tendrían que ser otros los que estén al frente. Me gustaría seguir vinculado al proyecto, pero creo que no procede seguir en primera línea ejecutiva; también hay un tiempo para descansar.
P. ¿No cree que para eso sería necesario que usted dimitiera?
R. Si lo creyera lo hubiera hecho. Puede haber opiniones contrarias. Y hay mucha gente que me dice que no lo haga. Todos estos años no han sido un camino de rosas, como en cualquier empresa. Hemos tenido muchos problemas que resolver y los hemos resuelto, hemos salido adelante, ese es el espíritu.
P. Han comunicado un pasivo al juez de 3.000 millones de euros, ¿es esta la deuda total de Pescanova?
R. La deuda de la sociedad concursal son 2.314 millones, lo que incluye 369 millones de convertibles y el resto del pasivo bancario, que viene a coincidir con la deuda publicada por el Banco de España, a la cual tiene acceso también la CNMV y la auditoría. Son 1.970 millones, más 369 millones de convertibles, prácticamente la misma cifra. Esta es la deuda de la sociedad concursada, de la consolidada sin incluir las filiales que tienen más deuda. Se habla mucho de deuda y poco de los activos de Pescanova.
P. Entonces, ¿por qué la banca acreedora no les ha acompañado?
R. Por varias razones. La banca en España ha tenido que reducir sus balances y por tanto no puede prestar más. La concentración que tenían en nuestro proyecto, que tarda en madurar, dificulta esa credibilidad. Y, por otro lado, cuando estamos en una situación como la actual cuesta mucho más. Pero hay cosas tangibles, está el activo que es tangible. Un inversor financiero podrá o no creer en nuestro proyecto, un inversor industrial sin lugar a dudas sí.
P. ¿Ha recibido ofertas Pescanova?
R. Lo han dicho ellos [en referencia a Deloitte]. Pescanova vale mucho más de lo que pueda suponer su pasivo y sobre todo en un mercado de crecimiento de precios y de demanda.
P. ¿Se ha sentado con Deloitte?
R. Me he sentado con Deloitte; tantas veces como tengo oportunidad y ellos quieren o pueden. Estoy a su disposición por mi interés, por el de los trabajadores y porque o salimos todos juntos con Deloitte o no salimos. Me gustarán las decisiones o no, pero la medida inteligente es ayudar y no interferir. Pescanova engancha y Deloitte ya está enganchado.

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